ELLAS |
Cada vez que llegábamos al metro
para hacer el primer pase del día
los nervios y una enorme incertidumbre
cada célula de nuestro cuerpo recorrían.
La costumbre de cómodos escenarios
me hace tener sentimientos encontrados,
confusos, alterados. Ataca mis nervios
y los deja en el metro pisoteados.
Machacados, como lo estamos nosotras
y otras tantas mujeres que apartando
la mirada o callando lo demostraban.
Nos enfrentamos a un reto, levantarnos.
Rebelarnos contra los hombres de traje,
contra esos "machirulillos" en grupo,
contra ancianos y jóvenes prepotentes.
Por esa mujer Nobel que no se supo.
Provocando intentos de justificarse
porque él a mi no me ha hecho nada.
Nada para luchar por la igualdad.
Mejor mantener la cabeza agachada.
Encendiendo fuegos, provocando lágrimas,
conociendo sus tan distintas historias
de quienes han acarreado este machismo,
recibiendo sus miradas aprobatorias.
Pudiendo haber hecho mella en su rutina,
en su viaje o mientras esperaban el tren
es algo que llena espectacularmente,
luchando por la igualdad de la mujer.
Mujeres, juntas, luchando sin cesar,
mujeres acercándose a escuchar,
mujeres, unidas, brindándose apoyo,
compartiendo una fuerte sororidad.
Porque nosotras creemos en la igualdad.
Porque queremos que se nos respete.
Porque no somos la vergüenza de nadie.
Porque somos libres e independientes.
Desde mi cama hago recapitulación.
Viendo como llegas a tantas personas.
Me siento positiva, contenta, enérgica.
Les haces pensar y replantearse cosas.
Luego están los que no piensan demasiado.
"No me sé ningún Nobel de un hombre,
me voy a saber el de alguna mujer".
Gracias por su aportación. Digna de Nobel.
Compartir el agobio y la tensión
de esta sociedad nuestra tan machista.
¿Cómo reaccionará el siguiente vagón?
¿Aplausos, asco, incredulidad?
Nosotras solo decimos la verdad,
sin tapujos, ante sus atónitas caras.
La respuesta a veces era rabiosa,
otras de enorme gratitud y esperanza.
Aunque no todo fue un camino de rosas.
Pena por la gente individualista
que no ve más allá de su puto ombligo.
Pena por aquella antifeminista.
A esta gente no le importan las personas,
las desigualdades que sufrimos a diario
ni que por ser mujer tengas que mentir
para conseguir empleo y un salario.
Nos rodean miradas de todo tipo
mientras cuestionamos esta sociedad.
¿Por qué debería esto importarnos?
Precisamente venimos a provocar.
Solo queda un día de esta aventurilla.
Me apena dejarla tras tantas reacciones,
tras tantos compañeros, tras los silencios
cuando ELLA caía sin vacilaciones.
Echaré de menos sus agradecimientos,
sus aplausos, su apoyo, sus miradas.
Estamos haciendo algo necesario
para no permitir vernos machacadas.
"El Junco" está dando mucho más de sí
de lo que habríamos llegado a pensar.
Un coro único luchando por nosotras,
por ellas, por las mujeres, por la igualdad.
Era increíble la complicidad,
la energía y la fuerza que entre
nosotras se creaba para transmitir
nuestro mensaje ante tanta gente.
Hoy acaba todo. Es el último día.
Los últimos subidones de adrenalina
cuando las puertas del vagón se cierran
dándonos el pistoletazo de salida.
Luchar por las mujeres vale la pena.
El mensaje llegó a muchas personas.
Ha sido una experiencia valiosa y única
donde cada mirada y mujer importan.
Me es totalmente imposible describir
la satisfacción de hacer esta pequeña
performance dejando esa incomodidad
en cada vagón. Entre tantas panteras.
Ellos seguirán sus ajetreadas vidas
solo que ahora, lo harán con nuestros
"¿Por qué?" resonando en sus cabezas,
replanteándose pensamientos nuevos.
ELLAS