lunes, 18 de junio de 2018

¿Por qué?

ELLAS

Cada vez que llegábamos al metro
para hacer el primer pase del día
los nervios y una enorme incertidumbre
cada célula de nuestro cuerpo recorrían.

La costumbre de cómodos escenarios
me hace tener sentimientos encontrados,
confusos, alterados. Ataca mis nervios
y los deja en el metro pisoteados.

Machacados, como lo estamos nosotras
y otras tantas mujeres que apartando
la mirada o callando lo demostraban.
Nos enfrentamos a un reto, levantarnos.

Rebelarnos contra los hombres de traje,
contra esos "machirulillos" en grupo,
contra ancianos y jóvenes prepotentes.
Por esa mujer Nobel que no se supo. 

Provocando intentos de justificarse
porque él a mi no me ha hecho nada.
Nada para luchar por la igualdad.
Mejor mantener la cabeza agachada.

Encendiendo fuegos, provocando lágrimas,
conociendo sus tan distintas historias
de quienes han acarreado este machismo,
recibiendo sus miradas aprobatorias.

Pudiendo haber hecho mella en su rutina,
en su viaje o mientras esperaban el tren
es algo que llena espectacularmente,
luchando por la igualdad de la mujer.

Mujeres, juntas, luchando sin cesar,
mujeres acercándose a escuchar,
mujeres, unidas, brindándose apoyo,
compartiendo una fuerte sororidad.

Porque nosotras creemos en la igualdad.
Porque queremos que se nos respete.
Porque no somos la vergüenza de nadie.
Porque somos libres e independientes.

Desde mi cama hago recapitulación.
Viendo como llegas a tantas personas.
Me siento positiva, contenta, enérgica.
Les haces pensar y replantearse cosas.

Luego están los que no piensan demasiado.
"No me sé ningún Nobel de un hombre,
me voy a saber el de alguna mujer".
Gracias por su aportación. Digna de Nobel.

Compartir el agobio y la tensión
de esta sociedad nuestra tan machista.
¿Cómo reaccionará el siguiente vagón?
¿Aplausos, asco, incredulidad?

Nosotras solo decimos la verdad,
sin tapujos, ante sus atónitas caras.
La respuesta a veces era rabiosa,
otras de enorme gratitud y esperanza.

Aunque no todo fue un camino de rosas.
Pena por la gente individualista
que no ve más allá de su puto ombligo.
Pena por aquella antifeminista.

A esta gente no le importan las personas,
las desigualdades que sufrimos a diario
ni que por ser mujer tengas que mentir
para conseguir empleo y un salario.

Nos rodean miradas de todo tipo
mientras cuestionamos esta sociedad.
¿Por qué debería esto importarnos?
Precisamente venimos a provocar.

Solo queda un día de esta aventurilla.
Me apena dejarla tras tantas reacciones,
tras tantos compañeros, tras los silencios
cuando ELLA caía sin vacilaciones.

Echaré de menos sus agradecimientos,
sus aplausos, su apoyo, sus miradas.
Estamos haciendo algo necesario
para no permitir vernos machacadas.

"El Junco" está dando mucho más de sí
de lo que habríamos llegado a pensar.
Un coro único luchando por nosotras,
por ellas, por las mujeres, por la igualdad.

Era increíble la complicidad,
la energía y la fuerza que entre
nosotras se creaba para transmitir
nuestro mensaje ante tanta gente.

Hoy acaba todo. Es el último día.
Los últimos subidones de adrenalina
cuando las puertas del vagón se cierran
dándonos el pistoletazo de salida.

Luchar por las mujeres vale la pena.
El mensaje llegó a muchas personas.
Ha sido una experiencia valiosa y única
donde cada mirada y mujer importan.

Me es totalmente imposible describir
la satisfacción de hacer esta pequeña
performance dejando esa incomodidad 
en cada vagón. Entre tantas panteras.

Esto va por nosotras.

Por Elena Navarro López.

Ellos seguirán sus ajetreadas vidas
solo que ahora, lo harán con nuestros
"¿Por qué?" resonando en sus cabezas,
replanteándose pensamientos nuevos.

ELLAS

jueves, 29 de marzo de 2018

El descanso

"Nadie necesita más unas vacaciones que el que acaba de tenerlas." -Elbert Hubbard.
“Cuando no se encuentra descanso en uno mismo, es inútil buscarlo en otra parte.” -François de la Rochefoucauld.

Fotografía de Estela Montero Montero.

El descanso es necesario
aunque la necesidad
no permita practicarlo
y el tiempo nos presione.

Con el descanso lo pierdes.
Pierdes mucho, mucho tiempo.
Pero a cambio obtienes
paz, calma y tranquilidad.

El descanso tiene múltiples formas.
Puede venir en forma de la nada,
rompiendo completamente las normas
y las convenciones cronológicas.

Venir en forma de naturaleza:
El rumor del viento entre los árboles, 
el vaivén del agua por la marea
o el brillo del reflejo de la luna.

Otras veces puede ser libertad. 
Poder hacer lo que te apetezca
sin presiones procedentes de un tic-tac
ni del tintineo de las monedas.

Incluso puede ser más agitado,
venir del cambio, de la novedad, 
de salir de ese camino marcado
para renovar por dentro y por fuera.

O puede transformarse en personas. 
Amigos que te transmiten sosiego, 
serenidad, reposo, armonía
y placidez que te dejan repuesto.

Descansar viene a ser despreocuparse, 
desconectar, reponerse, 
apaciguar, tranquilizarse, 
sobre todo, disfrutar de la calma.

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jueves, 1 de marzo de 2018

El camino

"Se alcanza el éxito convirtiendo cada paso en una meta y cada meta en un paso." -C.C. Cortéz
"He fallado una y otra vez en mi vida, por eso he conseguido el éxito." -Michael Jordan
"Para tener éxito, la planificación sola es insuficiente. Uno debe improvisar también." -Isaac Asimov


Naces,
creces,
te reproduces
y mueres. 

Naces llorando por todo
y pronto vas aprendiendo. 
Hasta que cualquier lloro
no nos sirve para nada. 

Creces. te van enseñando.
Paso, zancada, carrera. 
Planeo, batida, vuelo. 
Paso a paso, con calma. 

Sin prisa, pero sin pausa. 
Sin desgastar, pero gastando. 
Sin fin, pero tras la causa. 
Sin parar, pero descansando. 

Días en los que te serán 
todo golpes en el rostro,
que más fuerte te harán 
y de ellos aprenderás. 

Puedes parar para disfrutar
uno de los días de sol
en los que te da por mirar
cuán bello es el camino.

Días en los que llorarás. 
Te tambalearás, caerás, 
te vas a herir, te va a doler. 
Pero el dolor se va.

Te levantas otra vez 
y te adentras al camino
con toda tu solidez
para superar el bache.

Has crecido, estás arriba, 
en la cima de la montaña
que jamás pensarías 
haber podido alcanzar. 

Echas la mirada abajo
para ver el recorrido
que has venido zanjando.
Todo es orgullo tras de ti.

Wanderer above the Sea of Fog de Caspar David Friedrich

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jueves, 15 de febrero de 2018

El inexorable.

“Los días pueden ser iguales para un reloj, pero no para un hombre.” -Marcel Proust
“No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho.” -Lucio Anneo Séneca
“Mi misión es matar el tiempo y la de éste matarme a su vez. Se está bien entre asesinos.” -Emile Michel Cioran

Fotografía por Estela Montero Montero.

El tiempo pasa, el tiempo no cesa,
el tiempo corre y a nadie perdona.
El péndulo, tic tac, se balancea.
El tiempo avanza inexorablemente.

El segundero sigue avanzando
y con sesenta se hizo el minuto.
Sesenta de estos habrán pasado
¡y voilá! Otra hora más perdida.

Es asombrosa la facilidad
con la que derrochamos nuestro tiempo
sin percatarnos de la gravedad
de este infructuoso suceso.

Muchas cosas se dicen sobre el tiempo:
que si es más valioso que el oro,
que si el tiempo de hoy vendrá con vientos,
que si no es más que otra dimensión física.

Que si es una magnitud fundamental,
que si no es más que un contenedor,
que si es una construcción social...
¡Basta! Demasiado tiempo ha pasado.

Y demasiado tiempo perdido
pensando sobre el tiempo malgastado.
Para hoy creo que ya he tenido
suficiente reflexión en mucho tiempo.


Ilustrado por Lara Miguelez Salas.

Este momento acaba de pasar
mientras estabas leyendo estas rimas.
Este instante te acabo de robar
por lo que te ruego, me disculpes.

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lunes, 5 de febrero de 2018

Ídolos y admiraciones.

''Yo no tengo ídolos. Tengo admiración por el trabajo, la dedicación y la competencia.'' -Ayrton Senna.
''Me parecería que la Tierra no hubiera sido habitable si no hubiese tenido a quien admirar'' -Simone de Beauvoir.
''No ames a quien no admires. El amor sin admiración solo es amistad'' -George Sand


Siempre encontramos ídolos increíbles.
Ídolos famosos, inalcanzables,
conocidos, lejanos, inaccesibles,
que ni siquiera nos parecen personas.

Admiramos sus dilatadas hazañas,
sus mayúsculos y exorbitantes hitos,
sus logros colosales como montañas
que no nos atrevemos nunca a escalar.

Nunca hemos buscado ídolos más cerca,
a nuestro alrededor, entre las personas
con quienes compartimos nuestras simplezas.
Quienes no nos parecen más que obviedades.

Tan obvios nos parecen siempre sus éxitos
que no les damos ni la ''enhorabuena'',
Tan poca importancia damos a sus méritos
que quedarán a la sombra de los grandes.

Sus obras y actos pasan inadvertidos
ante nuestros ojos mientras los famosos
de turno nos asombran con sus descuidos,
sin querer, solo con verles, con sentirles.

Todos queremos ser como aquella que
cantaba, como esos que salían en la tele,
como ese futbolista de la selección.
Nadie quiere ser como somos nosotros.

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lunes, 29 de enero de 2018

Disculpas, me vine arriba.


Lo sé, lo sé, no debí haber hecho eso, me vine arriba.

Hicieron esta guitarra para que durase y pensé que podría mantenerla intacta pero me llamaron para un gran concierto y no pude pensar en no llevármela. La verdad es que sonaba muy bien, el solo de guitarra fue espectacular (no solo por mi gran habilidad) y tras el último estribillo no pude controlarme, me dejé llevar. Era el último bis del último estribillo de la última canción y la emoción pudo conmigo. Me dejé llevar por la adrenalina y acabé el concierto acompañando al batería, usando la guitarra como única baqueta y el escenario como bombo. Aun así la guitarra aguantó. Después de un par de golpes vino el aplauso del público. Sus alaridos y silbidos me calmaron y pude recuperar la compostura para despedir el concierto ante los espectadores. Gritaron pidiendo otra pero no había guitarra con la que tocar, así que se quedaron con las ganas. Al menos la guitarra es resistente y ahora tiene ese toque ''grunge'' que tanto me gusta, pese a que ahora sea complicado hacerla sonar o, al menos, hacerla sonar bien.

Supongo que como decoración podrá servir. La guitarra era un regalo y no podré olvidar ni el detalle, ni el concierto...

Javier León Gómez.


Ilustrado por Lara Miguélez Salas